16/05/2016 10:59:00
Por más de una década observaron el comportamiento de los líderes de las manadas de lobos en Estados Unidos. Lejos de ser dominantes y agresivos, demostraron compartir la crianza de sus cachorros y respetar a las hembras.
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Cuando se habla de un macho alfa se suele asimilar a este concepto de las manadas con el estereotipo del hombre que representa la agresividad fuera de casa y mantiene el control en el hogar. Pero, resulta que más de una década de observación a manadas de lobos en Estados Unidos dejó al descubierto que a ese estereotipo que conocemos no le vendría mal una corrección. El guardabosques estudioso de esta especie, Rick McIntyre, lleva 15 años observando a estos grupos y sus líderes en el parque nacional Yellowstone, en Estados Unidos. Como señaló a El País, explicó que ha visto cómo los machos que mandan no lo hacen de forma forzada, ni dominante, ni agresiva para con los que le rodean. "Los lobos auténticos no son así", comentó. Rick señaló que una de las conductas propias del macho alfa es que pueden intervenir en una cacería, pero que después de la captura puede irse a dormir cuando todo el grupo esté saciado. "Poseen confianza y seguridad propia. Sabe lo que tiene que hacer; sabe lo que más conviene a su manada. Da ejemplo. Se siente a gusto. Ejerce un efecto tranquilizador”, comentó el guardabosques. Añadió que los verdaderos lobos nos pueden dar lecciones como gruñir menos, tener una confianza más discreta, mostrar una fiel devoción al cuidado y la defensa de las familias, respetar a las hembras y compartir sin problemas la crianza. Ante esas definiciones, un macho alfa está lejos de ser agresivo porque no necesita serlo. Si lo asimilamos al ser humano, se trataría de un hombre seguro. Rick pone en un ejemplo comparativo a dos manadas de lobos o dos tribus humanas. "¿Cuál tiene más probabilidades de sobrevivir y reproducirse, el grupo cuyos miembros cooperan, comparten y se tratan con menos violencia unos a otros, o el grupo cuyos miembros están atacándose y compitiendo entre sí?”, indica. Con estas explicaciones, Rick destacó la bondad del lobo, su adaptación y flexibilidad. Y reafirmó que las similitudes entre los machos lobos y los humanos son asombrosas. "Hay muy pocas especies en las que los machos proporcionen comida y protección a las hembras y las crías durante todo el año", dijo en su entrevista. Rick argumentó que de acuerdo a sus observaciones, parte de los atributos de un macho alfa también son ayudar a obtener comida durante todo el año, tomar a los recién nacidos y colaborar con su crianza hasta que alcanzan la madurez, además de defender a las hembras y a los jóvenes contra los individuos que amenazan su seguridad. "Los lobos macho cumplen mejor sus obligaciones, ayudan a criar a sus hijos y ayudan a las hembras a sobrevivir con una lealtad y una devoción modélicas", explicó el guardabosques.
Por más de una década observaron el comportamiento de los líderes de las manadas de lobos en Estados Unidos. Lejos de ser dominantes y agresivos, demostraron compartir la crianza de sus cachorros y respetar a las hembras.
Cuando se habla de un macho alfa se suele asimilar a este concepto de las manadas con el estereotipo del hombre que representa la agresividad fuera de casa y mantiene el control en el hogar. Pero, resulta que más de una década de observación a manadas de lobos en Estados Unidos dejó al descubierto que a ese estereotipo que conocemos no le vendría mal una corrección. El guardabosques estudioso de esta especie, Rick McIntyre, lleva 15 años observando a estos grupos y sus líderes en el parque nacional Yellowstone, en Estados Unidos. Como señaló a El País, explicó que ha visto cómo los machos que mandan no lo hacen de forma forzada, ni dominante, ni agresiva para con los que le rodean. "Los lobos auténticos no son así", comentó. Rick señaló que una de las conductas propias del macho alfa es que pueden intervenir en una cacería, pero que después de la captura puede irse a dormir cuando todo el grupo esté saciado. "Poseen confianza y seguridad propia. Sabe lo que tiene que hacer; sabe lo que más conviene a su manada. Da ejemplo. Se siente a gusto. Ejerce un efecto tranquilizador”, comentó el guardabosques. Añadió que los verdaderos lobos nos pueden dar lecciones como gruñir menos, tener una confianza más discreta, mostrar una fiel devoción al cuidado y la defensa de las familias, respetar a las hembras y compartir sin problemas la crianza. Ante esas definiciones, un macho alfa está lejos de ser agresivo porque no necesita serlo. Si lo asimilamos al ser humano, se trataría de un hombre seguro. Rick pone en un ejemplo comparativo a dos manadas de lobos o dos tribus humanas. "¿Cuál tiene más probabilidades de sobrevivir y reproducirse, el grupo cuyos miembros cooperan, comparten y se tratan con menos violencia unos a otros, o el grupo cuyos miembros están atacándose y compitiendo entre sí?”, indica. Con estas explicaciones, Rick destacó la bondad del lobo, su adaptación y flexibilidad. Y reafirmó que las similitudes entre los machos lobos y los humanos son asombrosas. "Hay muy pocas especies en las que los machos proporcionen comida y protección a las hembras y las crías durante todo el año", dijo en su entrevista. Rick argumentó que de acuerdo a sus observaciones, parte de los atributos de un macho alfa también son ayudar a obtener comida durante todo el año, tomar a los recién nacidos y colaborar con su crianza hasta que alcanzan la madurez, además de defender a las hembras y a los jóvenes contra los individuos que amenazan su seguridad. "Los lobos macho cumplen mejor sus obligaciones, ayudan a criar a sus hijos y ayudan a las hembras a sobrevivir con una lealtad y una devoción modélicas", explicó el guardabosques.