La verdad tras el meme olímpico que se burla de la utilidad de los salvavidas en competencias de natación

09/08/2016 17:26:00
Un equipo de 75 personas resguarda a los mejores deportistas del mundo en Río 2016, quienes aseguran que las posibilidades de entrar en acción son una en un millón.



Una música muy triste y la cara de aburrimiento de una mujer salvavidas imposible de olvidar. Eso es lo que aparece en un meme que se ha viralizado rápidamente y que se burla de la utilidad de los salvavidas de las competencias de natación en Río 2016. Y es que los profesionales son capaces de llegar con un par de brazadas a la orilla y están supervisados por sus equipos técnicos, lo que genera la preguna ¿Para que sirven los salvavidas en los Juegos Olímpicos? Son un equipo de 75 personas que incluyen 15 mujeres que están literalmente por si acaso, ya que tal como comenta Anderson Fertes, quien integra el team de salvamento "la probabilidad es de una en un millón, pero estamos preparados. No creo que nos necesiten, pero estaremos observando solo por si acaso". Sus silbatos son prácticamente inútiles si quien compite o entrena dentro del agua es el histórico medallista Michael Phelps. Pero hay deportes que son más rudos donde sí podrían ser necesarios, como el waterpolo o el muy estético nado sincronizado, que es fuente constante de lesiones y golpes, algo similar a lo que pasa con los clavadistas, pero casi nunca pasa nada. Uno de los principales motivos fuera del cuidado eventual de la integridad de los deportistas, es que la ley brasileña exige cierta cantidad de estos supervisores del agua, a pesar que la Federación Internacional de Natación (FINA) no tiene exigencias al respecto. La FINA exige cumplir con lo que dice la ley de cada país, argumentando según una nota de Emol que las "piscinas con uso restringido para entrenamiento y competencia deben cumplir con los requerimientos establecidos por la ley y las autoridades de salud del país donde se encuentra la piscina". En el caso de Río de Janeiro se exigen salvavidas en piscinas con un área mayor a seis por seis metros, normativa lanzada ocho años antes de que la ciudad fuera elegida como sede de los Juegos Olímpicos.